Las Empresas Familiares suponen un verdadero motor para nuestra economía donde, sin duda, los conflictos que se originan en este campo revisten de una especial complejidad.
Ya que confluyen una serie de relaciones entre familia, propiedad y empresa, que, si bien es cierto, se exhiben como un modelo con grandes virtudes donde la familiaridad es un recurso con grandes ventajas competitivas al contar con una mayor UNIDAD, CONFIANZA, COMPROMISO entre los miembros.
También podemos apreciar la otra cara de la moneda, con los ya conocidos riesgos que la como el pasar las disputas de la esfera personal a la esfera profesional.
Estas rencillas familiares en multitud de ocasiones perjudican gravemente o, son las que realmente subyacen en lo que, a priori, se muestran como problemas de gestión o materias corporativas de la empresa familiar.
A lo largo de la historia, empresas de renombre internacionalmente y empresas de nuestro entorno, no han sabido gestionar conflictos como estos y han puesto en jaque tanto el bienestar de la familia como la supervivencia de la empresa